
Como vimos en clase, el ciclo ascendente de quintas está menos estandarizado, y es más frecuente verlo como encadenamiento de dominantes. En este ciclo de quintas, el VII grado pierde su función de dominante. Casi actúa como una dominante alterada del III. En general todos los grados adquieren ese carácter de dominante del siguiente, sin llegar a tener fisionomía propia de acorde de dominante (ya sabéis, para que sea unívoco, debe ser mayor y con séptima menor), lo que hace que el fragmento tenga continuidad. Se convierte en un línea recta que va al mismo sitio, una ilusión de que nos movemos:

Es importante que os quedéis con esa sonoridad. Es fácil de recordar, puesto que está en nuestro incosnciente colectivo:
Autum leaves
I will survive
e incluso en Alaska (cantad el "A quién le importa…" y sale solo)
Esta secuencia de acordes está tan arraigada en nuestra escucha que a veces se superpone al análisis razonable y sencillo de una pieza. En el siguiente ejemplo de Bach vemos como nuestro cerebro se niega a escuchar la progresión VII, VI, V, I, a pesar de ser una construcción válida y razonable del sistema tonal. El movimiento del bajo tiene demasiada fuerza y arrastra nuestra atención hasta convertir estos tres compases en un ciclo de quintas completo:

Por supuesto, es recomendable no usar el ciclo de quintas para hacer frases, sino más bien para pasajes de "alargamiento" o para secciones modulatorias. Esto último es lo que más nos importa para empezar. Pero lo veremos en una próxima entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario