Si vamos a modular, lo normal será que tengamos que introducir una nota extraña en la progresión: la sensible de la nueva tónica. Para suavizar la modulación, usaremos un acorde puente. Esto se aplica prácticamente en todos los casos, excepto en algunos en los que por las características de la música que sigue, no es necesario, por ejemplo, en la invención 14:

Como vemos, acaba en semicadencia y no con modulación. Esto se debe a que en la nueva exposición del motivo se enfatiza el IV grado (antigua tónica) en el primer compás. Bach se reserva la dominante para el compás 8. Pero en circunstancias normales, la progresión habitual para modular a la dominante habría sido la siguiente:


Sólo introduciendo el sol# (sensible) en el segundo acorde, altera el significado armónico de todo el contexto. Por supuesto, las variantes son muchas, sobre todo si pensamos modular a tonalidades diferentes del quinto grado. La modulación del relativo menor al relativo mayor es muy sencilla, se puede ver en casi todas las invenciones en modo menor (la 4, por ejemplo, C. 7 al 10). Y como vimos en la entrada anterior, muchas veces el ciclo de quintas aparece casi oculto (véase la invención 10, C.7 al 10).
Otro tipo de variación recurrente es empezar por el sexto grado en vez de por el cuarto. Esto ocurre, por ejemplo, en la invención 6:

En este caso, Bach comienza por el VI grado (igual a II de la nueva tonalidad, Si mayor). El ciclo de quintas es descendente (mirad la fundamental de los acordes, Do#-Fa#-Si-Mi-La#), pero no empieza desde la tónica, sino del grado que más le conviene: el compás anterior a este ejemplo es una dominante, de modo que introduciendo el sexto grado logra una cadencia rota, y dota de cierta variedad al conjunto.
El ciclo de quintas es una herramienta sencilla para comenzar a planificar la estructura armónica de los divertimentos (tanto para invenciones como para fugas). Empezaremos con él, cuando lo hayáis dominado, pasaremos a otras herramientas más complicadas (ciclo ascendente de quintas, y progresiones libres). Sería bueno que practicarais en casa:
—Tomad un motivo cualquiera (inventado o no) y tratad de buscar las progresiones que se adapten al esqueleto armónico que habéis planificado para modular a la dominante.
—Al principio no uséis dos voces, sólo un bajo que haga las fundamentales de los acordes en la mano izquierda y el motivo en la derecha (ya sabéis, normal, invertido, retrogradado, mutilado…). Podéis saltar el motivo libremente.
—Ahora intentad que el motivo se adapte a una progresión descendente por grados conjuntos (por ejemplo, FA-mi-re-mi-fa, MI-re-do-re-mi, RE-do-si-do-re, etc).
—Luego pensad en otro ejercicio ya con dos voces.
—Y por último, buscad modular a otros grados (el VI, el II, desde el V, desde el VI, etc).
El objetivo de los ejercicios no es hacer un sólo ejercicio, del mismo modo que el objetivo de hacer flexiones no es hacer una única flexión. Se trata de hacer los necesarios para que toméis soltura y os salgan divertimentos como churros.
Qué pedazo de blog, si no fuera por él me daban por donde amargan los pepinos again and again... zenkius
ResponderEliminarMuy útil, cuesta encontrar material tal claro y pedagógico. Mil gracias por todas tus entradas y por colaborar de esta manera tan bonita al saber colectivo. Un afectuoso saludo.
ResponderEliminar